jueves, 14 de junio de 2012

CASTILLA NO PUEDE QUEDARSE DORMIDA.

Castilla no puede quedarse dormida, otra vez no. La crisis ha sido la llave que ha abierto el baúl de los imposibles. La crisis ha roto el poético silencio de Castilla y ha hecho renacer tímidamente el debate postrado y olvidado desde la fatídica fecha cuya unión histórica quedó fragmentada en cinco comunidades.
Castilla por fin habla de nuevo, como hizo con Delibes. porque es una obligación histórica sacar a la luz lo que fue y lo que debe ser. En definitiva, Castilla, ha encontrado, a través de varios artículos en periódicos digitales, un pequeño sendero para recuperar su integridad y su identidad.

La crisis ha llamado al ahorro y juntos, como dos súper héroes de tebeos, han aterrizado en este mordagal de Estado empecinado en practicar un suicidio colectivo para encontrar sentido común en su devenir que solamente parece faltar en quienes juegan a erigirse en dueños y señores de un Estadol. Políticos de poca talla o ninguna altura que nos han conducido a este tolladar de miserias que espolean desde sus bolsillos, incluso por encima de la Constitución.

Crisis y ahorro, cantos de sirena que han puesto un grito descorazonador en el cielo, son al mismo tiempo un canto de esperanza para Castilla. Su unión, la de toda Castilla, si llegase a producirse, dibujaría un nuevo horizonte, desde luego mucho más alentador y prometedor. Un nuevo comienzo que inexorablemente supondría la destrucción de unas estructuras de Estado agotadas y corruptas.

El debate ha nacido, y como castellanos no podemos ni debemos renunciar a él. Castilla, la Castilla a secas, esa única Castilla supone para el Estado un gran ahorro, un enorme ahorro. Son cada vez más las voces que no desestiman, porque no lo dudan, que esta unión de comunidades, todas ellas castellanas, serían beneficiosas para el conjunto del Estado.

Ante este presente, aquellos que hemos defendido la unión de las comunidades castellanas, aquellos que nos hemos empeñado en criticar una y otra vez la disgregación y la casi desintegración de la nacionalidad histórica castellana, que hemos predicado en el desierto y que en muchas ocasiones se nos ha asociado al terrorismo, ahora en base a la palabra ahorro, y por tanto tras el beneficio económico que conlleva, estamos en la obligación de elaborar un discurso que cale como un aguamarina en las conciencias castellanas y por supuesto también en la de los demás territorios del Estado. Castilla, y debemos ser conscientes de ello, ha dejado de ser un delirio onírico o una propuesta descabellada simplemente dejándose acariciar por las palabras de moda: crisis y ahorro.

La unión de las comunidades castellanas no será sencilla ni gratuita. En el camino muchos terrenos yermos tendrán que ser convertidos en fértiles, pero si Castilla pagó un alto precio por construir España, es justo que exija la devolución, con los intereses, de cuanto ofreció y de cuánto le robaron. El precio será alto, nadie lo duda, pero por una vez este precio no recaerá sobre los ya debilitados bolsillos de la ciudadanía, de las clases sociales más desfavorecidas, clases sociales cuyo poder económico desciende como un niño en un tobogán. Este alto precio lo pagarán, porque es de justicia, la misma clase política que nos ha condenado a esta crisis. Castilla les exigirá, si no la devolución de cuánto se han llevado porque la política y justicia de este Estado les protege, al menos sí pagarán con su destierro, y será su obligada ausencia, porque Castilla ni los quiere ni los necesita, la que saneará en gran medida sus arcas, ahora sí, cien por cien castellanas.

Castilla, empezará con justicia, y la justicia es garantía de progreso, de igualdad, de conciliación. De la falta de ello, tenemos bastantes ejemplos en España. Nuevas formaciones políticas y nuevos políticos deberán dotar a Castilla de las herramientas necesarias para ser, en principio y por principio una Comunidad fuerte, para ir construyendo su nacionalidad y en un futuro... un país independiente.

1 comentario:

OestePURPURA dijo...

Pero no os olvidéis de que en esa Nación Castellana Unificada, los leoneses, estaremos fuera. Porque León no es Castilla, ni Castilla es España.

Ya es hora de que se cumpla el Art. 2 de la Constitución Española. Si, si, esa misma que todos dicen defender, pero que nadie se ha leido. Si, si, esa misma que enarbolan el PPSOEIU cuando se dice algo desde Cataluña o Euskadi, pero que la guardan cuando se dice algo desde León o Castilla.

¡¡¡YA BASTA DE QUE NOS TOMEN EL PELO!!!

NOSOTROS ESTÁBAMOS AQUÍ ANTES QUE ELLOS